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EDUCACION INTERCULTURAL

La educación debe dar expresión a las intenciones de la cultura. Forma parte del proceso de socialización, imprimiéndole a éste una dinámica mayor, impulsando el cambio y la modificación de actitudes

Respecto de los pueblos aborígenes desde hace años se está dando una situación que consideramos negativa; a la educación que reciben los individuos en el seno del hogar, se suman formas de educación escolarizada propias de la sociedad envolvente.

La cultura aborígen y la cultura 'occidental' tienden hacia metas significativas distintas que implican la posibilidad de abrir nuevos horizontes al mundo humano. La energía que las impulsa fluye de sus raices y la dirección es acorde a la savia que las nutre.

Los avances técnico - científicos de nuestra sociedad, la diversidad de sus expresiones artísticas, la superación de los límites territoriales en un intento de acercamiento y universalización de las culturas, están presentes en nuestra realidad cotidiana. Las culturas aborígenes han hecho también su aporte a este proceso: nuestra lengua cuenta con gran cantidad de términos, el caso más visibles es, quizás, el de los toponimios, quechuas en el noroeste, guaraníes en el litoral, araucanos en el sur....; los modos de organización fónica, morfológica y sintáctica, sin llegar a configurar dialectos embellecen formas regionalizadas; sus mitos, leyendas, cuentos enriquecen nuestra literatura. Sus tradiciones han dado forma a costumbres muy difundidas, las variedades gastronómicas son un ejemplo de ello. Sus artesanías constituyen un valioso aporte al mundo estético y en muchos casos a los procesos de industrialización más tecnificados.

Por otro lado, la energía interna de la corriente cultural aborigen exige una reafirmación de la propia identidad de los individuos que conforman estos pueblos, a los efectos que puedan participar plenamente en el proceso histórico de la comunidad nacional. Que los pueblos aborígenes puedan conservar, enriquecer y elevar su cultura traerá como consecuencia preservar la identidad propia del indígena haciendo posible su permanente superación y con ello la concreción del principio de 'igualdad de posibilidades'.

Así lo sienten y expresan los propios aborígenes. Durante los años 1996 y 1997 se realizó el 'Programa de Participación Indígena (PPI), recogemos algunas expresiones de los participantes, respecto de este tema:

"Vemos que en el cofre de nuestros tesoros se van introduciendo nuevos contenidos y que no todos son tan duraderos y útiles para la supervivencia de nuestras culturas. Tenemos derecho a nuestra propia identidad y por lo tanto exigimos que se nos respete"..., "Fue como un despertar que nos hace ver que el tesoro cultural de nuestros pueblos está vivo. Nos llevamos la esperanza y tenemos más fuerza para enfrentar el futuro"...

De allí la importancia que adquiere la presencia del maestro aborigen, que pueda protagonizar un proceso de educación intercultural, reafirmando sus propios principios y valores, sus autoridades originarias y la sabiduría conservada por las personas mayores y trasmitida de generación en generación. Se expresa en su lengua y en otras expresiones de su cultura, no olvidemos que la cultura es el 'mundo creado por el hombre'. Es una configuración de pautas, es un todo, una estructura en la cual cada uno de los elementos que la constituyen está interrelacionado, articulado con los demás. Hay una dimensión inconsciente de la cultura que, como la gran base de un icenberg sostiene la dimensión objetiva, manifiesta, de la misma. Esa dimensión inconsciente orienta todas las experiencias de la vida del hombre. Hasta los actos que parecen más nimios, intrascendentes tienen el sello de la cultura desde la cual se hacen manifiestos.

No es una cuestión de buena voluntad o de reconocimiento de los valores de la cultura que nos es ajena, el lograr una comprensión de la misma, siempre la veremos desde nuestras propias raices. Este nivel profundo en la vida de los pueblos es el que nos lleva a hablar de 'incomunicabilidad de las culturas', o lo que ha llevado al mundo actual a hablar de 'inculturación', es decir, dejarse penetrar por la cultura del otro sin intentar explicarla.