Al mirar el mapa de los pueblos indígenas del mundo, tal vez nos sorprende una población tan importante.
Todos esos pueblos hermanos, a pesar de las diferencias geográficas,
de las distintas realidades sociales donde viven, mantienen: sus sistemas
de valores, una cosmovisión propia, una identidad propia, estilos de vida
sostenibles respecto a la naturaleza, una historia de marginación y resistencia
para evitar la asimilación a la sociedad general, una larga lucha por sobrevivira
tanta opresión antigua y a condiciones adversas y difíciles en la actualidad.
Esa identidad cultural propia les permite desarrollar costumbres, normas, organizaciones sociales, políticas y religiosas propias. En Argentina, el tronco del árbol indígena crece con fuerza.